Inauguración de la exposición sobre la obra de Ignacio Mayayo
El Centro de Arte y Exposiciones de Ejea ofrece desde mañana miércoles un recorrido por la trayectoria artística del pintor cincovillés Ignacio Mayayo, una figura fundamental en la pintura realista aragonesa de las últimas décadas. La muestra, organizada por la Diputación de Zaragoza con la colaboración del Gobierno de Aragón y el Ayuntamiento de Ejea, podrá verse hasta el próximo 27 de mayo e incluye 40 óleos de mediano y gran formato, 32 dibujos y un audiovisual.
“Aunque se inauguró hace apenas un año, el Centro de Arte y Exposiciones de Ejea ya es un emblema cultural para Ejea y para toda la provincia de Zaragoza –ha destacado en la presentación de la exposición la vicepresidenta segunda de la Diputación de Zaragoza y alcaldesa de Ejea, Teresa Ladrero–. La que inauguramos mañana es la cuarta exposición organizada en este nuevo museo, y nos va a permitir disfrutar de la obra de uno de los creadores más importantes de la pintura realista aragonesa”. Además, Ladrero ha agradecido el apoyo ofrecido por el Gobierno de Aragón. “Este es un ejemplo de cómo la colaboración interinstitucional puede ayudar a llevar la cultura al territorio”, ha señalado.
Por su parte, la consejera de Educación, Cultura y Deporte del Gobierno de Aragón, Mayte Pérez, ha recordado que el Centro de Arte y Exposiciones de Ejea ha estado presente en el stand de ARCO del Ejecutivo autonómico en las dos últimas ediciones y que complementa la oferta de artes contemporáneo de Aragón junto a otros museos como el IAACC Pablo Serrano, el Museo de Teruel, el CDAN o Centro Buñuel Calanda. “La colaboración entre instituciones es pieza clave para la cultura y el arte, y fruto de las facilidades ofrecidas por la Diputación de Zaragoza y por el Ayuntamiento de Ejea podemos hoy disfrutar de esta muestra antológica de Ignacio Mayayo”, ha indicado Pérez.
El artista
Ignacio Mayayo nació en 1953 en Layana, donde vivió su infancia y su adolescencia. Hizo el Bachiller en Sádaba y en Ejea y estudió Arquitectura Técnica en Burgos. Aunque ejerció esa profesión esporádicamente, desde muy pronto se inclinó por el arte. Expuso por primera vez en 1975, y sus primeras obras, dibujos a plumilla con tinta negra o a lápiz, fueron de clara influencia surrealista.
Profesor de la Escuela de Artes y Oficios de Zaragoza desde 1979, su obra plástica evolucionó a partir de 1983, momento en el que empezó a pintar y abandonó el surrealismo. Se encaminó desde entonces hacia un realismo naturalista utilizando como técnica principal el óleo sobre lienzo, aunque sin abandonar nunca su interés por el dibujo y la obra gráfica.
La obra de Mayayo gira en torno a su personal visión de la realidad, una representación naturalista de temas que van desde las escenas cotidianas de figuras y retratos, paisajes y temas lúdicos de bañistas en pozas del Pirineo hasta la recreación de temas clásicos. Dibujante empedernido, Mayayo practica de forma cotidiana el apunte en cuaderno de dibujo, lo que le sirve para su interpretación de la realidad y para la elección de los temas para sus cuadros.
Cuatro ámbitos
La exposición que se inaugura mañana se divide en cuatro ámbitos distribuidos por cada una de las plantas del Centro de Arte y Exposiciones de Ejea. De esta forma, en la planta calle se exponen 12 cuadros de Mayayo que tienen como protagonista la figura humana: retratos, desnudos, escenas cotidianas, personajes mitológicos, pasajes de historia sagrada…
En la planta sótano se aborda la faceta de Mayayo como dibujante con una selección de 32 acuarelas, pasteles y dibujos al grafito. Además, en este piso se muestran también una vitrina con cuadernos de dibujo del artista y un audiovisual sobre su labor como dibujante.
La primera planta del museo está dedicada a la pintura de paisajes, con un total de 16 cuadros tanto urbanos como rurales y de montaña, con vistas de Zaragoza, de diferentes entornos rurales aragoneses y del Pirineo y el Prepirineo.
Por último, en la segunda planta se exhibe un conjunto de 12 pinturas en las que Mayayo aúna su interés por el paisaje, por la figura humana y por la cotidianeidad. En ellas capta una multiplicidad de personas de toda edad y condición bañándose o disfrutando de las pozas del Prepirineo, lo que permite al artista jugar con la luz o con sus efectos en el agua.